“El barco era un pequeño ejemplo de vida... donde algunos días te sientes enfermo y ansioso mientras otros días simplemente te sientes relajado y feliz.
La experiencia de vivir en Bel Spoir fue indescriptible... éramos los marineros y los maravillados.
Hemos vivido nuestras diferencias y hemos aprendido a navegarlas como navegamos en las olas del mar. Personalmente, he regresado a casa con mucha esperanza de que nosotros –los jóvenes del Mediterráneo– podamos construir la paz que necesitamos en nuestras comunidades. »