“La paz no es sólo la ausencia de guerra”

Discurso de Ana, una joven georgiana de la Sesión 3. Habló en la conferencia sobre el papel de la mujer, que tuvo lugar en Chania durante el festival de clausura de esta sesión el 7 de abril.
Texto sin traducir
El papel de la mujer en la política: el caso de Georgia
“Buenas tardes a todos,
Es un honor estar aquí hoy y hablar sobre la paz.
En un país como Georgia, mantener un equilibrio entre la paz y la independencia no es fácil. Estos dos ideales están profundamente conectados, pero a menudo uno se logra a costa del otro. Georgia, una pequeña nación con una larga historia de lucha por la independencia y la paz.
En este viaje, las mujeres han desempeñado un papel poderoso y a menudo poco reconocido.
Permítanme comenzar con un nombre que resuena a través de los siglos: el rey Tamar, la primera mujer gobernante de Georgia y uno de los monarcas más exitosos de nuestra historia. Su liderazgo en el siglo XII llevó a Georgia a una época dorada, combinando fuerza con sabiduría y diplomacia con visión. Ella nos demostró que las mujeres no sólo apoyan la paz: pueden conducir a una nación hacia ella.
Avanzando rápidamente hasta los tiempos modernos, las mujeres georgianas continúan estando en el corazón de los movimientos políticos y sociales de nuestro país.
Tomemos como ejemplo a Nana Macharashvili, símbolo de resistencia y coraje durante los trágicos acontecimientos del 9 de abril. Ese día, las tropas soviéticas atacaron a manifestantes pacíficos en Tbilisi que exigían la independencia. Entre las muchas personas que estaban en la Avenida Rustaveli esa noche, Nana se convirtió en el rostro de nuestro dolor y fortaleza colectivos. Ella estaba allí no sólo por el cambio político, sino por la dignidad de un futuro libre y pacífico.
Luego está Nana Malashkhia, un nombre que no todos conocen, pero que merece reconocimiento. En un momento de extraordinaria valentía, se paró sola frente a un cañón de agua durante una protesta reciente, enfrentándose a la violencia con nada más que su cuerpo y sus creencias. Esta imagen –una mujer firme frente a la fuerza– es un poderoso recordatorio de cómo el coraje individual alimenta la paz colectiva.
Y no olvidemos a las muchas mujeres georgianas en la diáspora: trabajadoras migrantes y estudiantes que luchan por la paz desde el extranjero. Concientizan, organizan, donan dinero y mantienen vivo nuestro movimiento democrático incluso cuando están lejos de casa.
Estas mujeres no actúan solas. Uno de los aspectos más hermosos de nuestros movimientos políticos recientes ha sido el apoyo visible de los hombres cuando las mujeres toman el liderazgo. Padres, hermanos, colegas y amigos los acompañan, entendiendo que la lucha por la paz no es una lucha de género: es una lucha humana.
La paz no es sólo la ausencia de guerra. Es justicia, es dignidad, es el derecho a hablar y vivir libremente. Las mujeres georgianas han demostrado una y otra vez que no son sólo parte de este proceso: son sus líderes.
Así pues, cuando hablamos de construir sociedades pacíficas, recordemos el poder de las mujeres. No como víctimas. No como símbolos. Pero como constructores activos de la paz, la independencia y la democracia.
Gracias. »
Publicado el 20 de mayo de 2025