Hiba, Palestina

Navegar durante trece días por Chipre a bordo del Bel Espoir fue más que un simple viaje por mar: fue un viaje interior, hacia la comunidad, el diálogo y la humanidad compartida. Junto con 25 personas inspiradoras de todo el Mediterráneo y una tripulación francesa de 10 personas, creamos un espacio que honraba las identidades, valores e historias de cada uno. Como palestino, me sentí reconocido y acogido por personas que compartían mis valores y estaban genuinamente deseosas de aprender sobre mi cultura, mi historia y mi realidad cotidiana.
La vida a bordo fue a la vez desafiante y mágica. Aprendimos a navegar, a navegar no solo por las aguas, sino también por la vida en común. Aprecié profundamente la calidez que empezó a surgir a los pocos días; el sentimiento de familia que se formó orgánicamente mientras cocinábamos, bailábamos, nadábamos, reíamos y rezábamos juntos. El P. Alexis jugó un papel clave en este espíritu de reflexión y conexión, especialmente durante nuestros "tiempos de equipo", donde exploramos temas como "qué constituye un carácter mediterráneo" y "el papel de la mujer en la región". Estos momentos nos conectaron con la tierra, nos ayudaron a escuchar con más profundidad y dieron pie a conversaciones significativas.
Apreciaba especialmente nuestras misas diarias y compartía oraciones con nuestros amigos musulmanes. El tema de la "religión en diálogo" se vivía y se sentía, no solo se discutía. Me acercó a quienes nadaban a mi lado, compartían comidas conmigo y propiciaban la alegría y la vulnerabilidad. Compartir mi cultura a través del baile y la cocina makloubeh fue recibido con gran alegría, y a su vez me conmovió su música, sus bailes y sus tradiciones.
Incluso cuando nuestro viaje al Líbano se canceló debido a tensiones políticas, nos mantuvimos unidos. Transformamos la decepción en nuevas aventuras: haciendo senderismo, navegando, reflexionando y redescubriendo la paz en los momentos más pequeños. Lo que más me conmovió fue el amor para el que no estaba preparado: el que nace del respeto mutuo y un propósito compartido.
Mi conclusión es esta: a pesar de las diferencias de idioma, religión y origen, encontramos unidad. Creo que más gente debería viajar, no solo para conocer nuevos lugares, sino para buscar la paz que existe entre todos, la paz que todos anhelamos.
Hiba
Publicado el 5 de agosto de 2025 en Testimonios de S4