“En este momento siento una inmensa mezcla de emociones… un gran desorden hermoso, tengo ganas de llorar y sonreír al mismo tiempo mientras repiensa en estas semanas y especialmente en las personas que he conocido.
Gracias desde el fondo de mi corazón porque lo vivido me ha ayudado a crecer mucho. La palabra que usaría para describir todo esto es inesperado: no había planeado nada como suelo hacer, no había tenido tiempo de crear expectativas, no conocía a nadie… pero estoy muy agradecida.
Y ahora que estoy en casa es difícil poner en palabras, en una sola historia, todo lo que he vivido y sentido, no sólo por lo que hemos hecho, sino porque cada persona que ha compartido todo esto conmigo en el barco tiene un mundo dentro.
Este viaje también me ha ayudado mucho a salir de nuestra burbuja europea, a liberarme de esas fronteras que nos separan y al mismo tiempo a desafiar muchos prejuicios y ver la realidad como realmente es. Ahora estoy en casa, pero sé que en algún otro lugar del mundo tengo verdaderos amigos y con cada uno de ellos he compartido una parte de mi camino de vida. Al despedirnos todos dijimos “Os espero en mi país”: Esta es la prueba de que los pueblos mediterráneos estamos y queremos estar unidos”